martes, 13 de noviembre de 2012

Comer, dormir, llorar, sonreír

Pienso que si mis compañeros de oficina me vieran "por un rotico" no darían crédito a mi rutina actual. Yo, la ejecutiva, la que hago varias cosas a la vez, mantengo el escritorio lleno de papeles, firmo cantidad de oficios en el día, mando mails, hago llamadas, cito reuniones y un largo etc... ahora veo pasar los días con ganas de no hacer nada distinto de estar con mi bebé.

El día empieza cuando ella despierta. A veces a las 7:00 am, a veces a las 9:00 am. No se sabe. Sonríe, la alimento, nos duchamos, la alimento, duerme un ratico, despierta, sonríe, la alimento, le cambio el pañal, sonríe, llora y así hasta que llega mi esposo, hacia las 6:00 pm, y hacemos el "relevo" de roles. Es el momento en el que puedo hacer otras cosas. En la noche otra vez el ciclo de ducha-alimento-sueño.

Como uno de los consejos más recurrentes es hablarle al bebé, entonces yo digamos que vivo mi vida en voz alta: "Nené: Nos vamos a bañar", "el agua está caliente", "ya se enfrió un poquito", "hoy te voy a poner un conjunto amarillo", "vamos a ver televisión", "ese es Micky Mouse", "en media hora llega papito", "va a llover" y cosas así. A veces eso se lo digo conversado, pero cuando amanezco muy simpática se lo digo cantado.

Mi bebé ya cumplió tres meses, a mi me falta uno para empezar a trabajar y como hasta ahora no me he ganado el baloto siento correr los días del calendario con pasos de animal grande: en cuatro semanas tendré que separarme de mi bebé al menos 9 horas cada día y creo que me matará la tusa... Pondré foto de ella en la oficina, en el protector de pantalla del computador y renovaré casi a diario la imagen de ella en mi celular (eso ya lo vengo haciendo) para no separarme de su sonrisa ni un minuto. Estaré trabajando con el ánimo de una despechada mientras ella posiblemente ni se entere del cambio. En fin, así es el amor.

Tengo tanta ansiedad con la separación que hace poco tuve un sueño: Yo ya tenía que ir a trabajar y no tenía quién me la cuidara. Entonces una vecina me decía que ella la cuidaba y yo se la llevaba... Los hijos de mi vecina se despedían y yo ya me iba a ir a la oficina cuando mi vecina envolvió a mi bebé en unas cobijas y la metió a la nevera. "Por qué haces eso?", le dije, y me respondió: "Es que tengo que hacer unas vueltas pero no me demoro, y en la nevera no le pasa nada". Yo me iba a trabajar un poquito preocupada porque de pronto mi bebé sentiría frío.

Amo a mi bebé de una manera total, perdida, profunda, inesperada, inefable. Todos los días le digo que le daré 500 besos diarios. Me parece la más linda, la más sonriente, la más juiciosa. "La Más", tal y como todas mis amigas con bebés describen a sus hijos: como los más... La amo con intensidad aún en las pataletas, en las tardes de llanto prolongado e inexplicable, en los ratos en los que otra persona que no la ame tanto simplemente la dejaría llorar "hasta que se le pase".

El primer gran progreso lo logramos a las 10 semanas, cuando mi santa hija pasó toda la noche sin despertar. Creo que se lo debo todo a los consejos de www.babycenter.org, que me dieron tips para enseñarle a diferenciar el día de la noche. Un éxito porque mientras algunos bebés se despiertan varias veces en la noche durante el primer año, la mía duerme de 9 am a 7 pm sin despertarse desde que tenía 2 meses.

Supongo que vendrán muchos otros progresos: cuando gatee, cuando camine, cuando deje el pañal... yo por ahora sueño con dos momentos: cuando aprenda a coger las cosas para que ella misma se pueda poner su chupo (9 de cada 10 llantos se deben a que se le cayó el chupo) y cuando pueda hablar y entonces uno no tenga que adivinar qué es lo que quiere o necesita, y además pueda poner quejas si alguien la trató mal. Creo que uno de los grandes temores de mamá es que alguien la trate mal.

Cuenta la leyenda que yo antes salía los fines de semana. Si mi bebé hubiese nacido en una ciudad de clima amable, a lo mejor saldría con más frecuencia. Pero acá un día llueve y el otro también, y el que no llueve diluvia, o cae granizo, o ventea helado. Todas las mañanas planeo paseítos que el clima arruina. Así que nuestra vida ocurre en nuestro apartamento, en nuestro cuarto y poco más. Al principio recibimos muchas visitas pero ya se acabaron... Los temas siempre giran en torno a quién se parece ella: si a mi esposo o a mi. Las apuestas son 9 - 1 a favor mío. A mi esposo le sacó el ombligo que se le cayó al quinto día... a mí los cachetes, la boca, la piel blanquísima y creo que el pelo crespo, pero aún es prematuro saber. La semana pasada estuvimos de viaje a la casa de los abuelos y mi mamá dice que no se parece a mi. En fin, fueron unas vacaciones deliciosas aunque ahora pago las consecuencias: los abuelos la consintieron hasta el cansancio y ahora quiere estar cargada todo el tiempo. Lo exige con gritos que se escuchan desde la portería del edificio.

Me quedan 5 semanas de dicha... de verla dormir, sonreír, llorar, comer y dedicarme a eso de tiempo completo. Luego volveré al trabajo, a hacer malabares con el tiempo y a sentir culpa por dejarla tan pequeña, pero hay ocasiones en las que no hay opción. Una amiga me decía una vez que es una aguafiestas-masoquista: cuando va de viaje por carretera a pasar vacaciones con su familia a la Costa, ella no piensa en la semana deliciosa que le espera sino en el aburrimiento que tendrá al pasar por ese mismo sitio de la carretera cuando ya esté de regreso. Así estoy yo en este momento, pero espero que en el próximo minuto la sonrisa de mi bebé me quite esta melancolía.